Esta linda reflexión es para compartirla con las personas que más quieres, seguramanete ellas se darán cuenta que la vida es un regalo maravilloso en el cual podemos ser felices en cada instante de nuestras vidas si así tan solo lo decidimos.
Nada de lo que hagamos o pensemos es más importante que vivir.
El último día de nuestra vida seguramente trataríamos de hacer muchas cosas que hasta hoy no podemos haber hecho y tendríamos también la ilusión de hacer muchas otras cosas por nosotros o por los demás. Pero serían tan solo 24 horas para todo eso.
En realidad el mensaje que nos deja esta reflexión es que todo lo que pensemos que haríamos en nuestro último día de vida lo hagamos ahora, por que en realidad nadie nunca sabe cuando sería su último día.
La vida es un regalo maravilloso, vale la pena vivirla al máximo.
El último día de tu vida (reflexión)
Si alguien te dijera, que te prepares porque hoy va a ser el ultimo día de tu vida, ¿qué harías?, ¿lo creerías?, ¿Te burlarías?, ¿Te asustarías?, ¿Te alegrarías?, ¿qué harías?
Muy probablemente lo primero que pensarías sería en tu familia. En tus hijos, en tu hogar, en tu madre. En tu barrio, en tu trabajo, en tu país.
O tal vez pienses en lo que pudo ser, pero por alguna excusa o explicación no lo fue, no sucedió.
Recordarías cada rostro que por tu camino pasó, amigos de ratos, amantes de momentos, novios del pasado, familiares que ya no están y esos que siempre han estado allí, en cada día de tu vida, en cada año que ha pasado.
Esos amigos de época o temporada, amigos de vacaciones, panas de estudios, cuates del barrio, los que siempre te escriben un mensaje, te envían un correo, o te saludan por el Facebook; recordarías el vecino, a la comadre, al loco, al niño, al pobre, al rico. Todos esos rostros, presentes en tan solo un instante terrestre de tu pensamiento.
Te culparías de las malas acciones que cometiste, de tu comportamiento inútil e imperfecto, del daño que en algún momento hiciste a tu prójimo, las mentiras grandes y chiquitas, (mentiras al fin y al cabo),te darías cuenta que no era necesario y no valía la pena caer en vanas tentaciones.
Sin embargo, agradecerías por las lecciones aprendidas a raíz de estas experiencias negativas, o te seguirías dando golpes de pecho, victimizando tus acciones, culpándote por el pasado, pasándola mal en el último día.
Te arrepentirías de lo que no hiciste y tuviste la oportunidad de hacer, del beso que no proporcionaste, del abrazo que no diste, de las palabras bonitas que nunca dijiste, de la sonrisa que no regalaste, del amor que no brindaste, la ofrenda que nunca obsequiaste, de la ayuda que nunca serviste, suponiendo que “el otro” sabe que lo amas, sin habérselo dicho constantemente, sin haberlo demostrado con tus más graciosos gestos y tus más tiernas palabras, suponiendo que “Dios lo ayuda”, sin haber puesto un granito de tu energía para que esto fuera posible.
Te preguntarías ¿Qué sentido tiene todo en la vida?, ¿dónde queda el tiempo y el esfuerzo que dediqué para llegar a la cima?, ¿para qué sigo en este camino, si ya no tengo salida?, ¿para qué seguir con esto y aquello si mi tiempo, mi turno y mi momento han llegado a su fin?
Te darías cuenta de los momentos que perdiste de disfrutar verdaderamente, porque estabas muy ocupado en lograr el título universitario, en ascender en un puesto de trabajo, en ganar la medalla, en tener el hogar perfecto, etc, etc, etc.
Dejando pasar la lluvia, dejando de disfrutar del amanecer y el ocaso, dejando de ver las estrellas, de jugar con tus hijos, de disfrutar del amor libre y espontáneo, de cultivar una verdadera amistad, de ser humilde, sincero, respetuoso y responsable, creyendo aún en la absurda teoría de la sobrevivencia del “más Fuerte”, dejando de ver pasar las imágenes que en las nubes se forman, como cuando éramos niños porque eso ya no es importante.
Y recordarías los mejores momentos de tu infancia y de tu juventud, aquellos instante donde el tiempo parecía eterno y simplemente disfrutabas de cada momento sin pensar en preocupaciones, en cuentas por pagar, el en trabajo, en la enfermedad, en el qué dirán, simplemente porque esas situaciones no existían.
Pensarías en lo absurdo que resulta todo en un momento de estos, tomarías conciencia de las mentiras y verías las verdades que han intentado esconder, pero que siempre han estado allí, en tu ser interno.
Buscarías a Dios y le pedirías que te acompañara a donde quieras que vayas después de este día. Pensarías en el amor, respirarías profundo y disfrutarías de cada segundo antes del gran momento…
Quizás, si alguien te dijera que este será el último día de tu vida, solo reirás y dirás que está loco, que deje de estar fumando eso o que no vea tantas películas de ciencia-ficción, seguirás tu camino, sin querer pensar ni un segundo en tu futuro, en tu destino, seguirás dormido, sin imaginar siquiera lo que te espera al doblar en esa esquina…
“EL MUNDO ESTÁ CAMBIANDO, EL TIEMPO ESTÁ CAMBIANDO, LA VIDA ES DINÁMICA Y TODO VIVE EN TI, DE TI DEPENDE…)